Microrrelatos
Planteamiento metodológico
En el aula se escribe mucho, incluso demasiado -pienso muchas veces-. Redactar un texto largo (doscientas palabras, por ejemplo) supone un esfuerzo, redactarlo con coherencia lo multiplica, corregirlo (no sólo ortográficamente sino, y sobre todo, estilísticamente) es prácticamente imposible con veinticinco alumnos en clase. Si escribimos textos en clase porque hay que escribirlos, sin contextualizarlos y sin adoptar mecanismos para conseguir una mejora que no sea meramente normativa, sino técnica estaremos cubriendo un expediente sin lograr la mejora pretendida.
Por eso soy partidario de los textos cortos, de los microtextos, de los textos hiperbreves que permiten narrar cuidando el reflejo del pensamiento en las palabras y refinando el estilo, por eso soy partidario de utilizar herramientas que como twitter (o su versión privada de twiducate, incluso los mensajes cortos de edmodo) que permiten contar historias en 140 caracteres, que van descontando los caracteres a medida que se utilizan, que muestran en rojo (como aquella hoja roja de Delibes) la renta restante cuando es escasa y en negativo el número de caracteres rebasados; por eso y porque obligan a afinar tanto la redacción que se convierten en grandes aliados de la escritura reflexiva y, por qué no decirlo, trabajar sobre un texto breve permite que el maestro incida mucho más (y a la vez que se crea), en el proceso de redacción.
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