Obras

Obras de Lupercio Leonardo de Argensola

Obras históricas

Presentamos un enlace a la Biblioteca Virtual del Patrimonio Bibliográfico donde se hallan muchas de las obras de Lupercio Leonardo de Argensola.

            De sus obras históricas sólo se conservan  algunos fragmentos de Carlos V  y de su Historia general de la España Tarraconense. Los demás manuscritos se han perdido. En 1597 Lupercio está redactando  esta última, en ella quiere  plasmar la historia política y eclesiástica de Aragón, desde la fundación de Zaragoza por el Emperador Augusto, hasta la reconquista del Reino a los musulmanes, punto en que Jerónimo de Zurita empezó sus Anales. Para realizarla  se dedicó al estudio del árabe y de la numismática.  

En torno a 1604,  Lupercio concluye un trabajo que le habían pedido los Diputados  de Aragón sobre los acontecimientos que enturbiaron la vida de Aragón en los años 1591-1592. Se titula Información de los sucesos de Aragón en los años de 1590 y 1591, en que se advierte los yerros de algunos autores. Con esta obra, Lupercio quiere aclarar los sucesos que se produjeron  en esos años en Aragón.       Sin embargo, no se publicó hasta dos siglos después, a pesar de ser uno de los mejores testimonios sobre los acontecimientos a que se refiere el manuscrito.

            También participó en la elaboración del Mapa de Aragón, realizado  por el cosmógrafo del Rey Juan Bautista Labaña. Lupercio quiere incluir en los márgenes del mismo un resumen en latín y castellano  de la historia de este Reino, para dar a conocer sucintamente las proezas de Aragón.

            El mapa se termina el 5 de septiembre de 1615  pero no se publicó hasta 1619.    

Los primeros párrafos son una descripción del Reino destinada  a los extranjeros. A continuación,   analiza la etimología,  la procedencia de las leyes y la llegada del cristianismo. Después, hace una breve  historia política de los sucesos de cada reino, y a continuación  enumera los productos del lugar y su calidad, así como el favor con que Dios siempre ha tratado a esta tierra:

            Es mucho más favorecido de el cielo con dones sobrenaturales, pues (según graves tradiciones) es el más antiguo de España en la religión Católica, y la recibió con la edicación de el Glorioso apóstol Santiago el Mayor, el cual convirtió a ella más gentes en esta provincia que en lo restante de España, particularmente en Zaragoza.  Dedica un párrafo a cada una de las diez ciudades más importantes  de Aragón, empezando por Zaragoza, a la que dedica tres,  y termina con Albarracín.

 

Teatro de Lupercio Leonardo de Argensola

Aparte de unos poemas de circunstancias, las primeras obras que compuso Lupercio Leonardo Argensola fueron tragedias. Parece ser  que cuando las escribió contaba con veinte años,  residía entre Zaragoza y Madrid, y fueron   representadas en esas ciudades entre 1579-1585. 

Son tres las tragedias:  Filis (hoy perdida), Isabela y Alejandra. Parece que Lupercio  no limó sus versos, y, a pesar de ello,  casi no hay errores ni de métrica, por el número de sílabas, ni por el ritmo, de manera que se le puede suponer una facilidad innata en la versificación.

La alabanza a las tragedias de Leonardo, por parte de Cervantes en El Quijote,  nace en el diálogo entre el canónigo y el cura  sobre los libros de caballerías y las reglas de la Tragedia (capítulo XLVIII de la primera parte de El Quijote). Dice el canónigo que ha intentado convencer a los actores para  que representen obras que se ajusten a las reglas:

                                                                                                 Acuérdome que un día dije a uno de estos pertinaces:<<Decidme, ¿no os acordáis que ha pocos años que se representaron en España tres tragedias que compuso un famoso poeta destos reinos, las cuales fueron tales que admiraron, alegraron y suspendieron a todos cuantos las oyeron, así simples como prudentes, así del vulgo como de los escogidos, y dieron más dineros a los representantes ellas tres solas que treinta de las mejores que después acá se han hecho?>>.  <<Sin duda –respondió el autor que digo- que debe de decir  vuestra merced por La Isabela, La Filis y La Alejandra.>> <<Por esas digo –le repliqué yo-, y mirad si guardaban bien los preceptos del arte, y si por guardarlos dejaron de parecer lo que eran y de agradar a todo el mundo. (Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, Barcelona, Crítica, 1998, Vol. I, pp. 552-553)                                                                                                                                         

     Pero  no sólo  Cervantes,  también  Vicente Espinel,  en el canto segundo de La casa de la Memoria, ensalza las tragedias de Lupercio:

                               Mi oreja hiere  mi sentido eleva

                               tu numeroso verso levantado

                               y el armónico son que el aire lleva

                               de tu divino espíritu engendrado:

                               ya la trágica Musa se renueva

                               de aquel antiguo Séneca olvidado,

                               ya, Lupercio, por ti honro y celebro

                               por todo el orbe las corrientes de Ebro.

 

Y también Agustín de Rojas en su Viaje entretenido :

                               Las cosas iban mejor

                               haciendo entonces Artieda

                               los encantos de Merlín

                               y Lupercio sus tragedias.

 Hasta el propio  Lope de Vega escribió en octubre de 1611: “De Lupercio hubo algunas tragedias, pienso que buenas, lo que permitió aquel siglo, en que ni los ingenios eran tantos ni los ignorantes tan atrevidos”. Tomado de Otis H.  Green, Vida y obras de Lupercio  Leonardo de Argensola, Zaragoza, Institución Fernando el Católico, 1945, p. 26.

La primera de las tragedias de Lupercio,  Isabela, fue compuesta posiblemente  entre 1579 y 1581.  Un verso del prólogo indica que se representó en Zaragoza  por la compañía de Mateo de Salcedo. Se estrenó con mucho éxito de público,  y  posiblemente también las otras dos.

La acción de  Isabela transcurre entre 1096, fecha de la batalla de Alcoraz, y 1104, año en que murió Don Pedro de Aragón.            El lugar es en la Aljafería. El tema es local, y el poeta exalta el espíritu del martirio y sacrificio que tan intenso fue en los primitivos tiempos de la iglesia en Aragón y, en concreto,  en Zaragoza. A continuación,  presentamos el texto y proponemos a los alumnos que busquen en las acotaciones escénicas y en el propio texto  las referencias a lugares concretos de Zaragoza y busquen o realicen fotos de los mismos.

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