Saltar la navegación

En tres personas

ojos

Fuente: Imagen del autor

Para comenzar, podemos plantear algunos ejercicios como:

Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable, definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. (...) Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo.

Augusto Monterroso: El eclipse

Si escribo el texto en primera persona, la cosa quedaría así. Adquiere más sensación de realidad, pero pierde consistencia porque el personaje, al final muere:

Cuando me sentí perdido, acepté que ya nada podría salvarme. La selva poderosa de Guatemala me había apresado, implacable, definitiva. Ante mi ignorancia topográfica me senté con tranquilidad a esperar la muerte (…) Al despertar me encontré rodeado por un grupo de indígenas que se disponían a sacrificarme.

El texto narrado así adquiere más sensación de realidad, pero si, al final, el protagonista muere, como ocurre en el texto original, el texto perdería esa consistencia, ya que sería un espíritu quien hiciera de narrador.

Aunque la segunda persona no es sino una variación de la primera en la que el narrador protagonista le cuenta a alguien la historia, al narrarlo en segunda persona quedaría así:

Cuando te sentiste perdido aceptaste que ya nada podría salvarte. La selva poderosa de Guatemala te había apresado, implacable, definitiva. Ante tu ignorancia topográfica te sentaste con tranquilidad a esperar la muerte. (...) Al despertar te encontraste rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarte. 

Ya hemos dicho que el protagonista muere al final de la historia, por eso, al leerlo nos estamos preguntando a quién le está contando el narrador los hechos. La respuesta es que al protagonista, pero sabemos que ha muerto. Supongamos que el protagonista se ha salvado y que el narrador le está contando lo que pasó porque no lo recuerda; si el narrador estaba allí, viéndolo todo, ¿cómo no intervino?

Así pues, la elección del punto de vista del narrador es importante para que el texto adquiera coherencia.

¿Cómo lo hacemos?

En este caso, se trata de una actividad grupal, sobre todo nos interesa reflexionar sobre la coherencia narrativa al contar la historia en primera, segunda o tercera persona. Admitiremos todo, cuando veamos que hay un muerto de por medio al que hablamos o que habla, seguro que salen algunos zombis, pero interesa tenerlo en cuenta para profundizar en el hecho de la coherencia.

Obra publicada con Licencia Creative Commons Reconocimiento No comercial Compartir igual 3.0